Según explica la Dra. Laura Isabel Arranz, en su libro “La dieta para el dolor”, existe una relación importante entre la obesidad o el peso excesivo del cuerpo del paciente que sufre dolor crónico, lo que dificulta el tratamiento y acrecienta las complicaciones del caso.
Es fundamental saber que la dieta y estilo de vida que lleva la persona que sufre dolor, repercute en su situación de salud.
Según la Dra. Arranz, “el exceso de peso corporal agudiza el dolor, no sólo por la sobrecarga mecánica que significa, sino también por la alteración metabólica que supone (…). El dolor crónico es un factor estresante con mucho impacto en quienes lo padecen. En estas personas, el sobrepeso y la obesidad son habituales, y también lo son los problemas con el control de la ingesta de alimentos”.
Generalmente sucede que, en función de la ansiedad y el estrés, haya personas con dolor crónico que comen buscando un alivio del dolor. Estas personas se inclinan habitualmente a ingerir alimentos de sabor dulce. Por ende, consumen gran cantidad de azúcar, grasas y calorías, lo que contribuye a un aumento de peso y en consecuencia esto empeora el dolor.
Tal como explica la Dra. Arranz, “estos mecanismos conductuales promueven el dolor y contribuyen a la obesidad y a la diabetes, lo que hace que el tratamiento sea aún más problemático”. El alivio que se busca en comer, es transitorio y a mediano y largo plazo resulta altamente negativo.
A este desorden alimentario se suma la incapacidad de la persona autocontrolar la ingesta de alimentos nocivos, y eso lleva a experimentar sentimientos de culpa y de incompetencia por no poder dominar estos impulsos básicos. “Y como es lógico, esto es un factor que afectará negativamente al estado de ánimo e incluso empeorará cuadros de depresión o ansiedad si los hay”.
Los consejos de la Dra. Arranz destacan la importancia de una educación nutricional para seguir una dieta adecuada al cuadro de dolor crónico y que a la vez le permita a la persona disfrutar de comidas y recetas saludables. “Incluso cuando somos adultos, debemos aprender a comer, conociendo cuáles son los límites y los alimentos que nos van a ser más favorables. No debemos fijarnos tanto en los productos muy ricos en calorías, sino todo lo contrario, en aquellos que proporcionan pocas calorías pero quea su vez aportan muchas vitaminas, minerales, fibra y otros componentes beneficiosos para la salud”.
Fuente: Libro digital “La dieta para el dolor; artrosis, fibromialgia y otras dolencias pueden mejorar con la alimentación”, de Laura Isabel Arranz. Editorial Amat (2018).
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