Según la Dra. Laura Isabel Arranz, en su libro “La dieta para el dolor”, “una alimentación adecuada proporciona a la persona con dolor crónico todos los elementos necesarios para minimizar el estado inflamatorio que retroalimenta el dolor”.
La Dra. Arranz parte de la premisa de que existe una relación bidireccional entre nuestra manera de alimentarnos y la salud, con influencia de los estados emocionales. “Los alimentos nos proporcionan nutrientes que el organismo utiliza para su correcto funcionamiento. Si falta alguno de ellos o está en cantidad insuficiente, las funciones fisiológicas no pueden desarrollarse de una forma óptima. Por ello, cuidar la alimentación es básico para una buena salud, ya sea en personas sanas o en personas que sufren alguna enfermedad.
En el caso de las personas que sufren dolor crónico, el rol de la alimentación es fundamental, ya que “las personas con dolor crónico padecen con frecuencia sobrepeso, obesidad, cambios en su conducta alimentaria, alteraciones gastrointestinales y síndromes metabólicos”.
En este sentido, afirma que, “Si aportamos todos los nutrientes en la cantidad correcta, la persona se sentirá mejor, más vital y su salud intestinal resultará beneficiada” ya que “el rol de la microbiota (flora) intestinal en los procesos inflamatorios e inmunitarios es muy importante”.
En cuanto a qué dieta es más adecuada, lo aconsejable es que sea personalizada, es decir, adaptarse a la necesidad y características de cada paciente. “Una dieta saludable debe ser rica en alimentos de todos los grupos y estar llena de micronutrientes, es decir, vitaminas y minerales, y también tener un contenido equilibrado de calorías y macronutrientes. La cantidad de carbohidratos, proteínas y grasas debe adaptarse a las necesidades individuales”.
Sin embargo, hay algunas recomendaciones generales que sirven de referencia, una de ellas es seguir la dieta Meditarránea, la cual implica:
Un alto consumo de productos vegetales (frutas, verduras, legumbres, frutos secos)
Pan y otros cereales integrales (el trigo como alimento base)
El aceite de oliva como grasa principal
La presencia de proteínas en forma de huevos, pescado azul y carnes blancas
La baja ingesta de carnes rojas
El uso del vinagre y especias locales,
El consumo regular de vino en cantidades moderadas.
Sumado a esto, el Dr. Oscar Castañares de Tidol hace hincapié en dejar de consumir carnes rojas, pastas, bebidas con carbohidratos y alimentos procesados en general.
También destaca que la dieta debe estar acompañada de hábitos saludables que permitan a los pacientes sentirse bien y estar felices, mejorando los niveles de endorfinas, serotonina, etc.
Realizar ejercicio físico (realizar caminatas o andar en bicicleta)
Hacer Yoga
Hacer gimnasia en el agua
Descansar correctamente durmiendo 8 horas, y realizando siestas cortas en el día, de 20 a 30 minutos.
Fuente: Libro digital “La dieta para el dolor; artrosis, fibromialgia y otras dolencias pueden mejorar con la alimentación”, de Laura Isabel Arranz. Editorial Amat (2018).
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